sábado, 14 de enero de 2012

Leyenda del Peñón de Uribe, Jaén




En la segunda mitad del siglo XIX, se presento una gran sequía en Jaén, por tal motivo pronto comenzó a hacerse notar la hambruna en las clases mas modestas, ya que su sustento dependían de los jornales que realizaban en las tareas agrarias y los campos no daban cosecha alguna.
Cuenta la tradición que un vecino del barrio de San Juan, de oficio jornalero y con una carga familiar de
esposa, cinco hijos pequeños y su padre anciano, desesperado por no encontrar trabajo y apremiandole la miseria en ese modesto hogar, pensó llevar a su padre al Hospicio, allí tendría un sustento y el una boca menos que alimentar.
Tras comunicárselo al anciano y dando este su conformidad, ya que veía la difícil situación de la familia, se despidió de sus nietecillos, cargo el hijo a cuestas con su padre, el cual tenia las piernas entumecidas por la enfermedad, y se dirigieron hacia el Hospicio. Al pasar por el Peñón de Uribe, el hijo deposito al padre para descansar (hay que aclarar que el Peñón era una gran piedra que existía en esta plaza lindando con la calle baja de Santo Domingo, donde los vecinos se sentaban a charlar). El anciano en ese momento se hecho a llorar, el hijo conmovido le pregunto al padre, contestándole este:
- Es que me acuerdo cuando yo era joven e hice lo mismo con mi padre, el también estaba baldado y lo llevaba a cuestas, y lo senté en este mismo sitio para descansar antes de ingresarlo en el Hospicio.
El hijo impresionado por esas palabras, volvió a cargar al viejo a cuestas, diciéndole                                     - volvamos pronto a casa, padre, confiemos en Dios para que no nos falte.
Y esta es la leyenda que se ha ido transmitiendo por las gentes de Jaén de generación en generación.

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